
” ¡Leer es algo tan mágico…, como que permite hablar con los muertos! Sí, con los que ya no están con nosotros: Platón, Cervantes, Gracián, Borges… Parece mentira, pero revivir el espíritu de esos genios, sus humores y enseñanzas, es un hecho tan sobrenatural como posible, tan satisfactorio e instructivo como real…”
Queridos lectores, hoy vamos a conocer a Bichos ejemplares, escrito por José Biedma López y publicado por el Grupo Editorial Europa.
Bichos ejemplares es una obra narrativa sagaz y profunda que explora muchas figuras mitológicas y personajes históricos que, con aguda ironía, hacen de espejo a la experiencia humana.
Interesante, ¿verdad?
Sí, y es por eso que en el Grupo Editorial Europa decidimos entrevistar a José Biedma López para conocerlo mejor y descubrir algo más sobre Bichos ejemplares.
A continuación, ofrecemos la entrevista al autor…
¡Buena lectura!
¿Qué le gustaría decirles a sus lectores?
– Forma usted parte –estimada lectora, amigo lector– de una minoría que no tiene suficiente con vivir su vida, ni bastante con una sola, sino que desea unir a su experiencia las vivencias de otros entes de razón (es un poner), enterarse de lo que otros piensan, sueñan, disfrutan…, espiando con celo incontenible lo que otros sufren (lo cual consuela mucho por lo que uno padece) y el modo en que pasan, porque lo nuestro, ay, es un pasar.
La curiosidad mató al gato, pero usted no se preocupe y siga leyendo. De la curiosidad admirativa y del temor de la sorpresa nació la ciencia; la riqueza que nos dan los libros es una riqueza real más duradera y limpia que las que atesoran codiciosos en bienes muebles o inmuebles.
¡Leer es algo tan mágico…, como que permite hablar con los muertos! Sí, con los que ya no están con nosotros: Platón, Cervantes, Gracián, Borges… Parece mentira, pero revivir el espíritu de esos genios, sus humores y enseñanzas, es un hecho tan sobrenatural como posible, tan satisfactorio e instructivo como real.
De todos modos, conviene no hacerse ilusiones, porque leer es tarea utópica. Leer y comprender lo que se lee no es más que un horizonte ideal y una meta regulativa. Por dos razones: porque el autor siempre dice menos de lo que quiere, ya que todo escribir es deficiente; y, segundo, porque todo autor da a entender más de lo que se propone, ya que todo escribir es tan exuberante y pretencioso como la cola de un pavo real. El buen lector, que escasea, lee entre líneas; adivina más que interpreta, bajo la advocación de Hermes tres veces sabio.
Por eso decía el gran filósofo Ortega que el proyecto de entender plenamente un texto es imposible. El contexto cuenta, pero se ha perdido; la situación explica, pero no acompaña al libro. Mas, aunque la lectura sea siempre una operación problemática, ha de merecer la pena, pues, si no fuera así, no se comprende que tanta gente venga cayendo en esta lujuria intelectual de hacerse con el pensamiento ajeno, a pesar de que, a veces, sintamos esa especial tristeza de la palabra escrita sin voz que la llene, de la letra que es espectro sin carne, sin aroma, sin sabor y sin contacto.
Bueno, sabroso es el saber… Lo siento, amigo, pero si a usted no le gusta el sabor de lo que he dejado escrito y le importan un comino las gracias, ejemplos, desgracias y avatares de mis bichos, no podrá protestarme en vivo y en directo, todo lo más que podrá hacer es hablar mal de mis bichos (muchos ya están acostumbrados a la maledicencia de la opinión pública) y echar el libro al contenedor de reciclaje. Suele ser el gris, color austero. No se equivoque.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
– He reelaborado y pulido en Bichos ejemplares, textos breves que publiqué en otros lugares, anteriormente. Tras una severa enfermedad con ingreso hospitalario, se me ocurrió que podían constituir una unidad simbólica y me propuse que salieran a la luz pública, previendo que su autor pueda abandonarnos en breve. Oremos porque eso no suceda enseguidita.
¿Qué representan las teratografías humanarias?
– Confío, indulgente lectora, amable lector, en que hallarás provechoso divertimento en estas fabulillas sobre seres extraordinarios, históricos o inventados, pero que con sus extravagancias y rarezas, sus extraños impulsos e insólitos accidentes, ilustran nuestra humana condición, es decir que la muestran un tanto monstruosa, de ahí “terato-grafía” (del griego ‘téras, tératos’, monstruo, anomalía; y ‘graphé’, escritura) como modelo a seguir –pocas veces–, bien como ejemplo a evitar –la mayoría–, porque nuestra humana biografía, esa loca aventura que emprendimos tras la última glaciación a la que llamamos HIstoria, hace unos diez mil años, es más bien una secuencia de despropósitos y un tesoro de errores (“tesoro” si estuviéramos dispuestos a aprender de nuestros desaciertos), antes que una serie de logros y conquistas excelsas, aunque algunas puedan parecernos asombrosas. ¿Acaso no es el ser humano una evolucionada anomalía? Lo cierto es que, desde el animal al hombre, en cuanto este habla y toma conciencia, vale y cuenta una distancia infinita.
Los personajes de mis cuentecillos son de toda condición, los hay protagonistas hermosos como ángeles guardianes y también pinto a diablos de discordia y perdición, los describo con garras o agarrados, liberales y generosos, gentiles e incomprendidos, los hay de todos los pelajes, hasta puedes elegir alguno que se te parezca o por el que sientas especial cariño o conmiseración (acompaño en muchos casos diseño).
Reconozco lo sobresaliente de mi interés y lo irremediable de mi curiosidad por los bípedos implumes que rompen moldes, mi debilidad ante las criaturas más o menos racionales, pero únicas, extraordinarias o estrafalarias, reales o fabulosas como bestias memorables o dragones probabilísticos. Y admito mi propensión a la sátira. Milito esporádicamente en el cortejo de Dionisio.
Espero que puedan dibujarte una sonrisa en el rostro y seguro que te darán que pensar. Con eso me conformo. Eso cubre el precio o lo abarata. El precio se olvida, la calidad perdura.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
– Escribo desde muy niño. Recuerdo haber ganado un segundo premio de poesía en un campamento. Debía tener unos doce años… He cobrado varios premios de literatura (relatos y ensayo), he pertenecido al consejo de redacción de revistas y ejercido como codirector de una especializada en filosofía (ALFA de la AAFi, Asociación Andaluza de Filosofía).
Relleno fichas, cuadernos y bloques sin parar, escribo en los libros que estudio o leo y hasta en las servilletas de los bares… Soy seguro corresponsal de correo electrónico y de superficie. Ejerzo gratuitamente como crítico literario de las obras que me regalan mis amigos (blog Signamento) Me siento mal el día que no escribo. ¡Pasión por la comunicación!
¿Por qué eligió ese título?
– Dudé entre “Bestias” y “Bichos”. Me decidí por “bichos”, término que asocio a mi afición entomológica, si bien mi libro guarda cierta semejanza con la tradición literaria de los bestiarios y por eso escogí el subtítulo “Teratografía”, es decir, descripción escrita sobre monstruos o anomalías.
También vacilé entre “obscenos” (fuera de escena) y “ejemplares”. “Obscenos” podía suscitar cierto “morbo” (“morbos del alma y del cuerpo” llamaba Séneca a las pasiones, o sea enfermedades). Al final me decidí por este último adjetivo, “ejemplares”, recordando la tradición gnómica del “exemplum” o “ensiemplo” medieval, breve narración con función moralizadora y utilizada para ilustrar un concepto ético o social.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a José Biedma López por su disponibilidad y le deseamos buena suerte con Bichos ejemplares.
Esto es todo por hoy… nos vemos próximamente con tantas novedades en puerta…
Besos y Abrazos
Rachele